La moral cristiana de la abnegaciòn, la moral del sacrificio, es en realidad una moral que implica una renuncia a uno mismo.
Cuando se coloca el centro de gravedad de la vida no en la vida, sino en el "màs alla" -en la nada-, se le ha quitado a la vida como tal el centro de gravedad. La gran mentira de la inmortalidad personal destruye toda razón, toda naturaleza existente en el instinto -a partir de ahora todo lo que en los instintos es benficioso, favorecedor de la vida, garantizador del futuro, suscita desconfianza-. Vivir de tal modo que ya no tenga sentido vivir, eso es lo que ahora se convierte en el "sentido" de la vida... Para qué ya el sentido de la comunidad, para qué la gratitud a la ascendencia y a los antepasados, para qué colaborar, confiar, para qué favorecer y tener en cuenta un bien general?
Cuando se coloca el centro de gravedad de la vida no en la vida, sino en el "màs alla" -en la nada-, se le ha quitado a la vida como tal el centro de gravedad. La gran mentira de la inmortalidad personal destruye toda razón, toda naturaleza existente en el instinto -a partir de ahora todo lo que en los instintos es benficioso, favorecedor de la vida, garantizador del futuro, suscita desconfianza-. Vivir de tal modo que ya no tenga sentido vivir, eso es lo que ahora se convierte en el "sentido" de la vida... Para qué ya el sentido de la comunidad, para qué la gratitud a la ascendencia y a los antepasados, para qué colaborar, confiar, para qué favorecer y tener en cuenta un bien general?
F.Nietzsche